viernes, 19 de noviembre de 2010

LA VIOLENCIA, NOS ARROPA, NOS MATA, NO NOS DEJA VIVIR…en PAZ

Santiago Rodríguez, San Ignacio de Sabaneta. Otro caso más, de muerte,  injustificada y realizada en contra de la vida.  !Hasta cuando Señor,  hasta cuando…!  ¿Fue por celos, por vengnanza, por...?
La situación parece no tener fin, ni quien la controle. A diario tenemos noticias de muerte, atraco, maltrato familiar, desfalco del dinero del pueblo, negocios entre violadores de las leyes y los administradores de justicia, desaparecidos, mutilados…

Estas noticias, que son hechos reales, se están dando en nuestra provincia de Santiago Rodríguez. Si, estos casos suceden a diarios, parece que se exagera; pero lamentablemente no es así. Y la muerte era algo que venía por enfermedad, natural. Los casos de muerte por atraco, violencia familiar, drogas, robo, celos; etc., etc. Eran una sorpresa, ya que no sucedían a diario. Se ha invertido la situación. Y hoy ya no nos sorprende lo que es ya cotidiano e injusto, la muerte.

Acaso, es la muerte ¿justa o injusta? Creo que debemos hablar de una muerte, justa o deseable y otra injusta, no deseable.

Todo se ha relativizado, justificado, legalizado, impuesto. Los crucificados/as, los condenados/as a  la soledad de la muerte económica,  militar y todo tipo de violencia. Es injusto/a morir a destiempo. No podemos seguir viéndolo como normal. Es necesario construir la paz verdadera, justa, humana, económica, ética, moral y para la vida digna.

Cada día uno sufre; al ver, como el valor a la vida, es un cuento politiquero, religioso y dirigido a mantener un mundo, que es ya incapaz de sostenerse, si no se cambia la interdepencia injusta del Norte contra el Sur.
Si no se valoriza la vida, para que entonces sostener un sistema de muerte. Debemos de reflexionar, el fin de nuestras actuaciones. ¿Que genera, a quien o quienes afectan o enaltecen?

No podemos seguir matando el derecho a vivir, que tiene cada ser humano. No podemos seguir siendo cómplice de ver como se destruye la madre tierra, la casa grande. Espacio único y verdadero donde la humanidad puede vivir. Y quedarnos como si nada estuviese pasando.

Maldita mil veces malditas, las muertes que no vienen de Dios, maldita mil veces malditas, las estructuras políticas, económicas, sociales, organizativas, religiosas, que se sustentan a consecuencias, de esas muertes que no vienen de Dios. La vida de uno, no puede seguir siendo la muerte de los otros. La vida de uno, de todos, es un derecho, de todo el mundo y no de seres especiales o escogidos por quienes se han auto asignado, ese derecho.

A los seres humanos lo están llevando a perder la sensibilidad, nos están haciendo poco a poco seres destructores de sí mismo y de lo que los rodean, su familia, esposo/a y su medio ambiente.

Entonces ¿Cómo sostener esa situación? ¿No es acaso, lo que sucede consecuencia de esa realidad? ¿Cómo cambiar nuestras relaciones personales, con nuestra familia, con la comunidad, con el ambiente? ¿Acaso vamos a seguir destruyéndonos y no vamos hacer algo para que no sea así? ¿Es que tu, si tu, piensa que no te afecta lo que sucede, por tu posición económica, por tu fe religiosa, por tu seguridad militar, porque te crees infalible y con otro destino?

Cuando un ser humano sufre, sufre la humanidad, cuando un ser humano es feliz, es feliz la humanidad. A fin de cuenta, es y debe ser así. Esto solo es posible si tu, yo, el, nosotros/as asumimos encausar nuestra vida, hacia ese fin.

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